El futuro se nos adelantó, y todo lo que veníamos haciendo en pasos pequeños, proyectando y prediciendo los años venideros. Ahora se nos ha aparecido como una ola gigante a un pequeño (pero ambicioso) barco de pesca.
A quienes pasamos nuestro tiempo pensando en nuevas ideas para el futuro, preparándonos para esas oportunidades nuevas que vamos a genera. Hoy nos tocó sentarnos a trabajar, no en ideas sino en realidades. Una de ellas, la realidad del evento virtual.
Algo que hace apenas unos meses eran ideas “futuristas” de unos pocos. Hoy se ha convertido en una necesidad de muchas industrias que no se pueden permitir perder la exposición de sus marcas, la transferencia del conocimiento y por supuesto la interacción de sus gremios, influenciadores y en general participantes de su mercado.
Ante esta necesidad, ha surgido la aparición de nuevos (y algunos experimentados) proveedores de soluciones para eventos virtuales. Prometen dar una experiencia surrealista a participantes de la industria o patrocinadores, la academia y a los espectadores ávidos y curiosos.
La decisión de elegir hacer un evento virtual es difícil y arriesgada, pero también innovadora. Se deben evaluar muchos factores como:
- Qué perfil tiene nuestro público.
- Qué interacciones son las mas importantes para los patrocinadores y visitantes
- Cómo no aburrir a nuestros usuarios
- Cómo evitar que nuestro éxito derrumbe el entorno virtual que creamos. Con caídas de servidores o funciones por saturación de usuarios o cuellos de botella de datos
- Entre otras miles de cosas que varían entre cada organizador de eventos.
La decisión a pesar de ser difícil es clara, o vamos a la virtualidad o no hacemos nada, entonces llegamos a un dilema. Un dilema que puede ser más difícil de resolver que el problema original.
El dilema: ¿Hacer un juego que simule el evento? o ¿hacer una plataforma digital del evento?
En el mercado la mayoría de las soluciones se enfocan en hacer una simulación del evento por medio de algún tipo de videojuego, donde el ambiente físico está simulado para parecerse lo mas posible al presencial. Se puede elegir un avatar y vestirlo a gusto, así como desplazarse con las flechas del teclado o con el mouse alrededor del centro de convenciones simulado y sus salones. Es interesante e impactante pero también en cierto punto aburrido, repetitivo y limitado. Al fin y al cabo, no es un juego de fantasía como lo es FIFA (donde podemos soñar con ser un futbolista profesional) o como los SIMS, dónde jugamos a la vida, trabajar, casarnos, ser millonarios, en un periodo de tiempo hiper acelerado.
En un juego de evento, no existe una verdadera finalidad de fantasía como en cualquier otro videojuego. Esto hace que “jugar” no sea divertido después de unos minutos de explorar el centro de convenciones. Además, como el evento debe funcionar para todo el mundo, independientemente de sus habilidades de “gamer” o de la máquina en la que corra el programa, realmente sus gráficos, funciones y desempeño le queda muy en los talones a cualquier videojuego serio. Por cierto, para millenials como yo es fácil “jugar” en el evento, pero para aquellos mayores puede ser un verdadero problema, lo cual les puede desincentivar a quedarse en el evento y a evitar hacer lo verdaderamente importante, interactuar.
Además, tengamos en cuenta que hacer un buen videojuego requiere de altas inversiones de dinero, tiempo y creatividad. Por lo menos si buscamos que se ajuste realmente a lo que necesitamos o queremos.
No queremos que nuestros visitantes se aburran demasiado rápido o peor aún que se desesperen por no entender la dinámica del evento y decidan salir. Tampoco queremos que las interacciones sociales, de negocios y académicas queden en un segundo plano, siendo que estas siempre han sido el objetivo de nuestros eventos (sean presenciales o virtuales).
Entonces, ¿qué otra opción tenemos para nuestro evento virtual?
Antes de pensar en las opciones, caigamos en cuenta de una palabra que ha aparecido varias veces aquí. Especialmente en el último párrafo anterior a esta sección: interacción. Si, la interacción es el objetivo, no olvidemos que aún si el evento es presencial, lo que hemos buscado al hacer un evento es que las personas interactúen: con la publicidad, con los agentes comerciales de los stands, con los conferencistas, colegas, amigos, etc.
Teniendo esto en mente, ahora sí, ¿qué otra opción tenemos?
Pensemos en cómo lo han resuelto los grandes del mundo virtual (del internet).
Amazon en sus inicios quería vender libros en línea para que cualquiera en el mundo pudiera verlos, conocerlos, compararlos entre sí y finalmente comprarlos. Podríamos decir, que Amazon en sus orígenes era una tienda de libros virtual. Así que preguntamos: ¿Amazon hizo literalmente una tienda de libros virtual?, ¿con sus estantes de libros, sus avatares de bibliotecarios y sus cajeros para comprar los libros elegidos? Para todos es obvio, no, no hicieron eso y aunque se podría decir que es porque en la época no existia la tecnología de la actualidad, lo cierto es que tampoco lo están haciendo hoy . ¿Por qué no? Porque el internet no funciona así, el hecho de virtualizar algo no significa -necesariamente- que tengamos que simularlo en su totalidad.
Lo que si se simula al máximo, y hasta donde nos lo permita la tecnología, son las interacciones que las personas hacen en el equivalente físico. En una tienda de libros física, las personas pueden ver libros, pero además sentirlos y olerlos (algo que todavía no podemos simular virtualmente). Pueden comparar los libros entre sí para ver cual les llama más la atención, pueden eventualmente hablar con un representante de la tienda para saber más acerca de cierto autor o saber donde encontrar cierta colección. Al final, el objetivo principal de la tienda de libros, ya sea física o virtual, es la del usuario comprando el libro después de todo su proceso de decisión.
Amazon logró simular muy bien este proceso y lo hizo tan bien que se volvieron el Marketplace más grande de la historia. Superando por muchos millones a cualquier cadena de tiendas de libros. Claro, tuvieron que dejar de lado algunas cosas interesantes del mundo físico como el olor de los libros o del café del sector, o esas casualidades como encontrarse a un amigo o enamorarse de algún otro comprador. Pero al fin y al cabo, y lo importante aquí, es que la clave de su éxito fue desarrollar digitalmente esas interacciones que requiere una tienda de libros para funcionar, sin dar prácticamente ninguna importancia a la simulación física de la tienda de libros.
¿Es un evento virtual algo que podamos convertir en un juego?
La respuesta es no, o mas bien, todavía no. Y hasta entonces, el camino para hacer un verdadero evento virtual está lejos de los videojuegos o la simulación hiperrealista. El camino es el que han tomado Amazon, Fallabella.com, Tinder, Facebook, Zoom, entre otros millones de compañías. Quienes han desarrollado plataformas basadas en las acciones e interacciones de sus usuarios y no en la sensación de “estar” físicamente en algún lugar.
Hoy en día, el mundo virtual funciona de cierta forma y, en el caso de los eventos, la simulación hiperrealista definitivamente no es la respuesta.
Si quieres saber cómo bmotik solucionó el reto de hacer un evento virtual, visita: eventos virtuales bmotik